La crisis en el sector de la construcción

La construcción se ha visto gravemente afectada por la crisis económica. La OIT estima que al menos cinco millones de trabajadores del sector han perdido su empleo en 2008.

Los problemas de las hipotecas de alto riesgo en el mercado inmobiliario nacional de Estados Unidos desencadenó la crisis financiera de 2007-2008, y el empleo en la construcción en este país fue una de las primera víctimas del fenómeno. Entre septiembre de 2006 y el último trimestre de 2008, desaparecieron unos 780.000 puestos de trabajo. Los datos de otros países recabados por la OIT también son motivo de gran preocupación. En España, por ejemplo, el mercado inmobiliario comenzó a hundirse a mediados de 2007, y el pasado año se perdieron unos 500.000 empleos en la construcción. En el Reino Unido, el ejercicio de 2008 registró una pérdida acumulada de 100.000 puestos de trabajo. En Irlanda, que había venido disfrutando de un notable boom inmobiliario, el sector se desplomó el año pasado, con la consecuente desaparición del 15 al 20% del empleo en la construcción.

Se han registrado despidos en muchos otros lugares del mundo, incluidas Australia, Kenya, Sudáfrica y el Caribe, área en la que se ha suspendido la construcción de grandes complejos turísticos. También en China y Rusia se han producido despidos. En China, más del 10% de los 40 millones de trabajadores del sector perdieron su empleo el pasado ejercicio, según el estudio de la OIT.

El sector de la construcción se sirve de trabajadores de baja remuneración y escasa cualificación y, por ello, constituye un importante empleador en todo el mundo de mano de obra migrante. La OCDE, en su informe Perspectivas de las Migraciones Internacionales, publicado el pasado mes de septiembre, afirma que los trabajadores migrantes abundan en el sector de la construcción de muchos países miembros de la OCDE, entre los que figuran Austria, la República Checa, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Portugal, España, Suiza y Estados Unidos. En este sentido, estos trabajadores se han visto especialmente afectados por el deterioro del sector, y en algunos casos, no sólo han perdido su medio de vida, sino también sus derechos de residencia en el país en el que trabajaban. Las estimaciones indican que, en los Estados del Golfo, donde la mano de obra migrante ha sostenido en gran medida el reciente auge de la construcción, se despidió a 150.000 trabajadores extranjeros en 2008. La OIT refiere asimismo el ejemplo de la Federación Rusa, en la que más de 20.000 trabajadores turcos fueron enviados recientemente de vuelta a sus lugares de origen.

Por desgracia, es muy poco probable que los trabajadores migrantes así afectados encuentren un trabajo equivalente en sus países de origen. Su grave situación no suele reflejarse en las estadísticas oficiales de desempleo en los países en los que han estado trabajando.

La OCDE critica la adopción de un enfoque a corto plazo sobre la utilización de mano de obra migrante: Angel Gurría, Secretario General de la OCDE ha realizado un llamamiento para que la migración se gestione mediante la consideración de una perspectiva global a largo plazo. “Es probable que muchas de las necesidades de mano de obra poco cualificada en los países de la OCDE persistan. Los ciclos de oleadas consecutivas de trabajadores migrantes temporales que entran y salen del país para ocupar los mismos puestos de trabajo son ineficaces”, señaló ante su audiencia en la presentación del informe de Perspectivas de la Migración del año pasado.

Un reciente informe de la OIT1 contiene un conjunto de pasos que recomienda el sector de la construcción, incluyendo la búsqueda de sinergias con la iniciativa de los empleos “verdes”. Se aboga por un diálogo social sectorial encaminado a tratar los aspectos laborales y sociales de la crisis, haciendo especial hincapié en las consecuencias para los trabajadores migrantes y las pequeñas empresas. “Hasta la fecha, la acción de las políticas en los sectores afectados se ha centrado a nivel doméstico, con escasa consideración por las respuestas sectoriales coordinadas a escala mundial” y el informe sugiere que “en este ámbito, el diálogo sectorial sobre formulación de políticas resultará fundamental para hacer frente a esta brecha”.