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Las normas de alojamiento de los trabajadores migrantes en Asia deben seguir mejorando

Un nuevo informe de la OIT revela el nivel de vida de los trabajadores inmigrantes en Singapur, Tailandia y Malasia, y las medidas necesarias para garantizar un alojamiento digno y adecuado.

Comunicado de prensa | 10 de marzo de 2022
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BANGKOK, Tailandia (OIT Noticias) – A pesar de algunas mejoras realizadas en respuesta a la pandemia de COVID-19, los estándares de alojamiento para los trabajadores migrantes en la región de la ASEAN siguen siendo bajos y necesitan atención urgente, según un nuevo informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El informe Home truths – Access to adequate housing for migrant workers in the ASEAN region (Verdades desagradables – Acceso a una vivienda adecuada para los trabajadores migrantes en la región de la ASEAN) ofrece un panorama detallado de las normas y los problemas de alojamiento de los trabajadores migrantes en Singapur, Tailandia y Malasia.

Entre las principales conclusiones se encuentra que el espacio asignado a cada trabajador migrante en los alojamientos proporcionados por los empleadores, como los dormitorios, sigue siendo demasiado pequeño.

En Malasia y Tailandia, los trabajadores migrantes que se alojan en determinados tipos de viviendas sólo disponen de 3 m2 de espacio, la misma superficie que se considera necesaria en situaciones de crisis humanitaria. Singapur revisó las normas en septiembre de 2021 para proporcionar a cada trabajador al menos 4,2 m2 de espacio para vivir en los nuevos dormitorios, pero esto sigue siendo inferior a los niveles proporcionados a los trabajadores estacionales en Nueva Zelanda o a los trabajadores que construyen la infraestructura de la Copa del Mundo de Qatar.

La necesidad de que los trabajadores migrantes dispongan de un espacio vital suficiente quedó ilustrada por la pandemia de COVID-19, en la que el distanciamiento físico y las medidas higiénicas necesarias para reducir el riesgo y la propagación de la infección fueron a menudo imposibles en determinadas viviendas de trabajadores migrantes. Además de la amenaza de transmisión de la COVID-19, las viviendas inadecuadas y el hacinamiento también pueden provocar conflictos o tensiones entre los residentes, violencia doméstica y otros delitos.

"La pandemia de COVID-19 llamó la atención sobre el bajo nivel de alojamiento de muchos trabajadores inmigrantes en Malasia, Singapur y Tailandia. Aunque se han producido algunas mejoras, que deben ser reconocidas, todavía queda un largo camino por recorrer para garantizar que todos los trabajadores migrantes disfruten del alojamiento decente y adecuado al que tienen derecho", declaró Chihoko Asada-Miyakawa, Subdirectora General de la OIT y Directora Regional para Asia y el Pacífico.

La vivienda de los trabajadores migrantes en Malasia, Singapur y Tailandia incluye un complejo mosaico de tipos de alojamiento, y también varía en gran medida según el sector laboral, la ubicación urbana o rural, la situación migratoria y el tipo de documentación. Otros factores, como el género y los miembros de la familia acompañantes, también afectan a las opciones de alojamiento.

Las inspecciones son un medio clave para hacer cumplir las normas, pero el informe constata que rara vez se extienden a las viviendas de los inmigrantes. Esto cambió para mejor en Malasia y Singapur durante la pandemia, pero la aplicación coherente sigue siendo un reto. El informe también subraya la necesidad de que las inspecciones de las viviendas estén totalmente separadas de los controles de inmigración.

Las recomendaciones piden que se apliquen normas claras y vinculantes basadas en los derechos en todos los alojamientos de los trabajadores migrantes, en consonancia con las normas internacionales de derechos humanos y laborales, como requisito mínimo para las viviendas que se ofrecen a todos los trabajadores migrantes, independientemente de su situación. El informe también pide que se ponga fin al requisito obligatorio en algunos países de que los trabajadores domésticos migrantes vivan con sus empleadores. Además, subraya la necesidad de limitar el número de trabajadores que comparten habitación, dejar de utilizar literas y acabar con la práctica de "cama caliente", en la que los trabajadores de diferentes turnos comparten cama.