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COVID-19: Estimular la economía y el empleo

¿Qué políticas pueden ayudar a las pequeñas empresas a superar la COVID-19?

La supervivencia de muchas pequeñas y medianas empresas está en vilo a medida que los devastadores efectos de la COVID-19 sobre la economía siguen propagándose. ¿Qué tipo de políticas son necesarias para prevenir que las empresas se hundan y, con a ellas, millones de empleos?

Opinión | 16 de abril de 2020
Mario Berrios, Unidad de pequeñas empresas, Departamento de Empresas de la OIT
Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) y sus empleados constituyen una parte esencial del tejido económico y social de la vida cotidiana en todo el mundo. Hoy día, este papel crucial está amenazado por las consecuencias sin precedentes de la COVID-19. Nos enfrentamos a la perspectiva real de que la recesión mundial se transforme en depresión.

En esta situación es esencial controlar la pandemia, mantener los ingresos de los trabajadores y minimizar los costos a largo plazo de la quiebra de empresas. Se están aplicando muchas medidas, pero es urgente implementar programas más ambiciosos y una asistencia internacional para los países en desarrollo.

Habría que comenzar con intervenir claramente en las cuestiones prioritarias; es decir, atender a las personas contagiadas y controlar la curva de infección de la COVID-19. La respuesta debería reconocer la naturaleza temporánea de la crisis. Las medidas deberían ser adoptadas tanto a nivel micro como macro, con objetivos coherentes y complementarios, respaldados por una supervisión rigurosa, de manera que puedan ser mantenidas, adaptadas o reducidas progresivamente, según sea pertinente. El uso de los recursos debe ser aprovechado al máximo, más allá de los parámetros habituales.

© Ploy Phutpheng / UN Women
Los diferentes aspectos de la crisis exigen respuestas específicas. Las principales fases son: (1) inactividad generalizada debido a la interrupción de las actividades económicas y sociales a fin de prevenir la propagación del virus. (2) reactivación de la actividad económica una vez que la difusión del virus esté bajo control. (3) recuperación a las condiciones anteriores a la crisis. La duración de cada etapa es y seguirá siendo incierta, por lo tanto el apoyo a los trabajadores, las empresas y los hogares deberá ser flexible.

Las unidades económicas formales e informales necesitarán un apoyo significativo. Esto representa una oportunidad para que todas las unidades económicas superen la crisis y estén más integradas en una economía de mercado más flexible. Es fundamental apoyar a todos los sistemas económicos; las maneras de llegar a las unidades informales varían de un país a otro en función de la disponibilidad de datos.

La combinación de la capacidad de los gobiernos, el diálogo tripartito y la implementación conjunta con los actores locales y sectoriales será esencial a fin de promover medidas coherentes y eficaces que se basan en una información clara. A fin de obtener respuestas rápidas, los programas anunciados deberán ser comunicados con la mayor cantidad de detalles, haciendo uso de los mecanismos socioeconómicos existentes.

Existe un consenso de que el costo económico será enorme e inevitable y que será necesario un aumento significativo de la deuda pública para absorber una parte importante de la pérdida de ingresos. El desafío consiste en contener, en la medida de lo posible, una gran parte de la suspensión de pagos que podrían dar lugar a una depresión mundial prolongada. Mario Draghi (el economista italiano que fue Presidente del Banco Central Europeo hasta 2019) nos recuerda que los niveles elevados de deuda pública se convertirán en un aspecto permanente de nuestras economías, junto a una cierta medida de condonación de la deuda privada para mantener los empleos y la capacidad productiva. La crisis precisa de instrumentos de financiación transparentes, en forma de fondos de estabilización o de emergencia a gran escala, integrando las diferentes iniciativas en una estrategia coherente con objetivos claros.

Las exigencias más urgentes de las empresas son tener acceso a la liquidez y reducir los costos operativos. Estas necesidades esenciales pueden ser apoyadas a través de medidas tales como préstamos de emergencia sin intereses o subvenciones en metálico y la suspensión o aplazamiento del pago de los gastos fijos de funcionamiento. Los requisitos burocráticos de la actividad empresarial deben ser reducidos al mínimo.

La política monetaria ya está aportando grandes contribuciones y es esencial implementar una estrategia sólida y coordinada que incluya las políticas monetarias y financieras con la participación de los bancos privados. Si bien el sector bancario está entrando en la crisis con capitales suficientes, los niveles elevados de deuda pública y privada pueden provocar una fragilidad del sector financiero. En las condiciones actuales, tenemos que hacer frente a la necesidad de disponer de opciones diferentes para solucionar y reestructurar el problema de la deuda, con la posibilidad de condonar algunas deudas y de reconvertir otras en préstamos a largo plazo y bajos intereses. Para las unidades económicas más pequeñas, son necesarios nuevos programas con objetivos ambiciosos que permitan a los operadores financieros canalizar microcréditos, pero será esencial supervisar y apoyar a las instituciones de micro financiación ya que podrían enfrentar grandes incumplimientos de pagos en sus carteras.

Ayudar a las empresas a mantener su personal es crucial. Subsidios para apoyar los salarios, la formación, el incremento de la productividad y el desarrollo de nuevos productos y servicios pueden contribuir a evitar los despidos. A nivel local, los programas de evaluación pueden ayudar a las empresas a comprender mejor las condiciones locales, y a establecer relaciones más eficaces entre la producción y las redes de empresas. Las plataformas digitales pueden ser particularmente eficaces para recopilar información y datos a fin de ofrecer una imagen mejor de los mercados locales.

Nuestra experiencia con la COVID-19 puede dejar un legado positivo si la utilizamos para ayudar a las empresas a revisar su productividad y su uso de la tecnología a fin de mejorar sus prácticas de gestión y sus procedimientos. Si se cultiva el entorno empresarial adecuado, la crisis de la COVID-19 puede crear nuevas oportunidades.

El desafío es enorme, y también deber serlo nuestro compromiso para encontrar respuestas.

Por Mario Berrios, Unidad de pequeñas empresas, Departamento de Empresas de la OIT