LA RINCONADA, Perú (OIT EnLínea) - Como muchos otros niños de La Rinconada, Braulio, de 14 años, trabajó en una mina desde que era muy pequeño llevando cargas muy pesadas de mineral como quimbalero (triturador de piedras).

"Un día no me sentía bien, estaba muy cansado y me desmayé algunas veces durante el trabajo. A la salida de la mina mi carretilla se volteó y todo el mineral cayó al suelo. El capataz me miraba. Me pegó muy duro por eso", dijo.

Braulio supo del proyecto para las minas de La Rinconada, parte del Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil (IPEC), que llegaba a la comunidad gracias a una organización copartícipe, CARE Internacional.

"Lo escuché en la radio. Decidí ponerme en contacto con el proyecto. Ellos fueron a la mina y hablaron con el gerente, fue sancionado. Después, trabajé sólo otro mes, ayudando a cuidar el almacén del dueño".

El proyecto IPEC en La Rinconada tiene el objetivo de fortalecer y extender salud, educación, nutrición y otros servicios, así como de mejorar las condiciones de trabajo de los mineros adultos.

La concientización es otra de las prioridades. Cuando Braulio, sus hermanos y su padre comenzaron a asistir a las reuniones organizadas por el proyecto, aprendieron que "trabajar no era bueno para nosotros. Tenía dolores, a veces no comíamos bien, y era difícil ir a la escuela y estudiar. Ahora estamos en una situación mejor. Sabemos más y queremos ir adelante y tener éxito en nuestras vidas".

El padre de Braulio entiende ahora la importancia de ofrecer un mejor futuro a sus hijos. "Mi padre estaba muy agradecido y les dijo que desde ese momento él sería el único en trabajar, y que nosotros podríamos dedicarnos a estudiar", dijo.

Más de 2.500 niños han sido ayudados por el proyecto IPEC/CARE, que trabaja en la eliminación progresiva del trabajo infantil en las minas artesanales. La comunidad local apoya este objetivo y ha aumentado la vigilancia, para evitar que otros niños compartan la experiencia de Braulio.

"Todos los niños a la escuela" - de la Bolsa Escola a la Bolsa Familia

Se han logrado progresos en otros países de América Latina. El nuevo informe describe a Brasil como un ejemplo para ilustrar como los países pueden avanzar en la lucha contra el trabajo infantil.

La tendencia hacia el aumento del trabajo infantil en el país en los años '80, y en particular la emergencia del evidente fenómeno de los niños de la calle, empezó a llamar la atención del mundo y por ende la participación de las organizaciones no gubernamentales (ONGs) y las agencias internacionales como la OIT y UNICEF.

El momento también era propicio para la acción gracias el restablecimiento de la democracia y la adopción de una nueva Constitución en 1988, seguida por el Estatuto sobre niños y adolescentes promulgado en julio 1990. El Estatuto comprendía diez secciones sobre trabajo infantil y puso en evidencia que el trabajo infantil y el derecho a la educación son incompatibles.

Fue en ese contexto que Brasil se sumó a IPEC en 1992 como uno de los seis países que participaron inicialmente. La siguiente década fue testigo de progresos impresionantes, Brasil avanzaba en la lucha contra el trabajo infantil. "Muchos factores explican el descenso de la incidencia del trabajo infantil desde mediados de los '90. Una de las razones es el alto nivel de movilización social en ese país", explicó Guy Thijs, Director de OIT-IPEC.

Lo que en realidad marcó la diferencia fue el establecimiento de una estructura única e innovadora, el Foro Nacional para la Prevención y la Erradicación del Trabajo Infantil, constituído a finales de 1994 como un instrumento permanente alrededor del cual los actores sociales podían construir consenso y discutir políticas y temas relacionados con el trabajo infantil y el empleo juvenil.

La nueva Constitución llevó la educación obligatoria a ocho años, y en febrero 2006 fue extendida a nueve años. Desde la mitad de los años '90 hubo un avance importante, pues comenzaron a matricularse más niños en la escuela primaria en las regiones más pobres - el Norte, Noreste y Centro Occidente.

Esto fue posible gracias a un fuerte compromiso político público para asegurar que todo niño vaya a la escuela. El programa Bolsa Familia y su antecesor (Bolsa Escola) dan apoyo económico a las familias con la condición que los niños asistan a la escuela. Un innovador Programa para la Eradicación del Trabajo Infantil (PETI) se concentra en los niños trabajadores. Además de incentivos económicos, presta apoyo educativo y extraescolar. Constituído en 1996 alcanza ahora más de 1 millón de niños entre 9 y 15 años.

La tasa de matriculación para el grupo de edad entre 7 y 14 años subió de 86 por ciento en 1991 a 97,1 por ciento en 2004. Esto generó una fuerte demanda por educación secundaria, donde la matriculación aumentó 10 por ciento anualmente desde 1995 - una tasa de crecimiento que probablemente no es comparable a la de ningún otro país.

América Latina lleva el liderazgo en la lucha contra el trabajo infantil en el mundo. "América Latina y el Caribe están haciendo los mayores progresos en lo que se refiere a la eliminación del trabajo infantil. El número de niños entre 5 y 14 años económicamente activos disminuyó de 17,4 a 5,7 millones a lo largo de los últimos cuatro años, con sólo el 5 por ciento de los niños de esa edad trabajando en este momento", explicó Thijs.

"La región está muy por delate de Asia y el Pacífico por un lado y África al Sur del Sahara por el otro, que registraron una reducción mucho más modesta", concluyó.

Nota 1 - La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance, Informe Global como parte del seguimiento a la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, informe presentado a la Conferencia Internacional del Trabajo, 95.a Sesión, Ginebra, 2006.