En Marruecos, una escuela de circo reemplaza el trabajo infantil por la educación
En Marruecos, una escuela de circo creada en una localidad costera constituye una de las numerosas iniciativas emprendidas a nivel comunitario para escolarizar a los niños que trabajan. Para niñas como El Bouchtaouia, una ex trabajadora doméstica, ésta es una oportunidad única para acceder a la educación y a una vida mejor.(en inglés)
Transcripción:
Cuando uno se detiene un rato en los mercados animados de las calles de Rabat o Casablanca, observa a centenares de niños, algunos de ellos de apenas siete años, que trabajan allí todo el día cumpliendo horarios semanales de cuarenta horas, o incluso más. Se estima que en Marruecos más de 600.000 niños trabajan, es decir, el 11 por ciento de la población infantil del país, y la mitad de ellos son niñas.
El Bouchtaouia, ex trabajadora doméstica
Trabajé como criada durante dos años en el sur de Marruecos. Fue muy duro. Mis empleadores me pegaban. Y cada vez que veía a otros niños yéndose al colegio, esto me recordaba que yo no podía ir y me sentía desesperada.
Sin ninguna posibilidad de atender la escuela, El Bouchtaouia (boook-tah-we’-uh) y los otros niños como ella suelen convertirse en adultos analfabetos, pobres y desesperados.
Pero hay una luz de esperanza para estos niños. En una antigua fortaleza ruinosa encaramada en un acantilado que domina la costa marroquí, otro mundo les espera: un mundo de magia, ilusión y alegría que para ellos representa la posibilidad de comenzar una nueva vida.
Aquí, en la “escuela de circo”, los niños atrapados en el engranaje del trabajo y la pobreza tienen acceso a un mundo que siempre imaginaron como un sueño imposible. Gracias a los esfuerzos desplegados por una asociación local, estas niñas reciben una doble formación: por un lado, aprenden las artes del circo como el malabarismo y los ejercicios de trapecio y, por el otro, siguen un programa de enseñanza escolar como todos los niños de su edad.
Lejos del toldo del circo, la situación de los niños en general parece ir mejorando progresivamente en Marruecos. Desde hace unos diez años, se observa una leve disminución del número de niños que trabajan. Según los especialistas de varias organizaciones, en particular, del Programa de la OIT para la Erradicación del Trabajo Infantil, esta tendencia se debe, en parte, a la implementación de programas novadores como la “escuela de circo”, así como a la fuerte alza de la tasa de escolarización que pasó del 52 por ciento en 1991 al 92 por ciento actualmente. Con ello la casi totalidad de los niños marroquíes ya tienen acceso a la escuela primaria.
El Bouchtaouia forma parte de los jóvenes que se beneficiaron de las iniciativas contra el trabajo infantil. Ya tiene dieciséis años y cursa el quinto año de primaria. Para ella, el trabajo infantil es una realidad que pertenece al pasado, no al futuro.
Sin embargo, hay que permanecer vigilante, pues los niños son vulnerables.
Sriani Ameratunga-Kring, Oficina para la Igualdad de Género, OIT
En Marruecos, más del 40 por ciento de la población vive en el umbral de la pobreza o por debajo del mismo. Esto significa que, en caso de fallecimiento, divorcio o invalidez en la familia, los niños tienen que salir a trabajar para compensar la pérdida de ingresos generada por esta situación.
Para chicas como El Bouchtaouia, la escuela de circo no es ninguna ilusión. Es más bien un sueño hecho realidad, una ocasión única para capacitarse y adquirir competencias que le permitan acceder a un trabajo bien remunerado y a una vida mejor, para ella y para su familia.