Día Internacional de los Pueblos Indígenas - 9 de agosto
El estado de los pueblos indígenas alrededor del mundo
Los pueblos indígenas son depositarios de idiomas, sistemas de conocimiento y creencias únicos. A través de la historia, la falta de respeto por estas culturas ha llevado a muchos conflictos alrededor del mundo. La OIT ha estado trabajando a favor de los pueblos indígenas y tribales desde los años 1920. Pero a pesar de los progresos, el camino hacia una sociedad inclusiva y equitativa aún es largo.

Se estima que los pueblos indígenas están constituidos por alrededor de 370 millones de personas, representan a más de 5.000 pueblos que viven en más de 70 países. Los pueblos indígenas han seguido a través sus propios procesos de desarrollo humano y mantenido sus propias instituciones, costumbres y tradiciones.
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En el transcurso de la historia, estos diferentes pueblos han intentado mantener su identidad comunitaria, idiomas, creencias tradicionales, visión del mundo y, sobre todo, el control y la gestión de sus tierras, territorios y recursos naturales.
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La gran mayoría de los pueblos indígenas vive en el mundo en desarrollo. Tanto en los países desarrollados como en los en desarrollo, los pueblos indígenas por lo general están excluidos de la participación política, son marginalizados económica y socialmente, y suelen ser las víctimas más frecuentes de las violaciones de los derechos humanos y de los conflictos.
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Los pueblos indígenas siguen representando una proporción demasiado alta entre los pobres, los analfabetos y los desempleados. Si bien constituyen alrededor de 5 por ciento de la población mundial, los pueblos indígenas representan 15 por ciento de los pobres rurales del mundo. También constituyen alrededor de un tercio de los 900 millones de pobres rurales del mundo.
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La pérdida de las tierras, los conflictos y el cambio climático han dado lugar a transformaciones rápidas en la vida de muchos pueblos indígenas. Esto ha llevado a muchos a migrar en busca de trabajo o para establecerse en las zonas urbanas donde, por lo general, trabajan en la economía informal, sin acceso a la protección social o al trabajo decente. Sin embargo, algunos han podido combinar estrategias de su forma de vida tradicional con estrategias de la vida “moderna”.
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Con mucha frecuencia, los pueblos indígenas no han sido reconocidos como pueblos por la Constitución u otra legislación nacional, y raramente tienen acceso a los documentos de identidad que permiten probar su identidad. Cuando el nacimiento de un niño no es registrado, ese niño tiene menos probabilidades de beneficiarse de la protección otorgada por el Estado en el cual nació. Más adelante en la vida, no podrá votar ni postularse a las elecciones.
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Estos niños además corren el riesgo de ser víctimas de la trata de niños y suelen ser una presa fácil para quienes explotan su vulnerabilidad y los obligan a mendigar, a realizar trabajo doméstico en condiciones similares a la esclavitud, o a convertirse en niños soldado.
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La mayoría de los pueblos indígenas tiene una relación especial con la tierra y el territorio que habitan. Es el lugar donde vivieron sus ancestros y donde su historia, sus conocimientos, sus medios de subsistencia y sus creencias se desarrollaron. Para la mayoría de los pueblos indígenas, el territorio reviste un significado espiritual o sagrado, que va más allá del aspecto productivo y económico de la tierra.
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Sólo algunos países reconocen el derecho a la tierra de los pueblos indígenas, pero aún en esos países, los procedimientos de propiedad y demarcación de la tierra con frecuencia no han sido completados, son lentos o sufren demoras a causa de cambios en el liderazgo político y las políticas. Aún cuando los pueblos indígenas poseen los títulos de propiedad de sus tierras, algunas veces el Estado las explota como concesiones mineras o forestales, sin que hayan sido consultados los pueblos indígenas. La falta de seguridad jurídica de la tenencia sigue siendo una cuestión de fundamental importancia para los pueblos indígenas en casi todas las partes del mundo.
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En muchos países, las grandes represas y la explotación minera han obligado a miles de indígenas y a sus familias a abandonar sus tierras, sin que hayan recibido una compensación adecuada. Numerosas comunidades se han mudado de los parques nacionales en contra de su voluntad, mientras que en algunos países el desarrollo del turismo ha provocado el desplazamiento de pueblos indígenas y ha aumentado su vulnerabilidad.
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Los desalojos forzosos y la expropiación de las tierras tienen repercusiones especialmente graves sobre las mujeres indígenas, quienes suelen enfrentar un aumento en la carga de trabajo ya que tienen que recorrer mayores distancias a pie para encontrar fuentes alternativas de agua o de madera para combustible. También se ven excluidas de las actividades remuneradas, y por lo tanto son colocadas en una situación de dependencia económica de los hombres.
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En los últimos 40 años, se han realizado progresos para mejorar la situación y fortalecer los derechos de los pueblos indígenas a través de la legislación y las políticas, los procedimientos judiciales, el diálogo nacional y mayores oportunidades de liderazgo. Esto incluye la adopción del Convenio núm. 169 sobre los pueblos indígenas y tribales de la OIT en 1989, y la adopción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas y Tribales por la Asamblea General de la ONU en 2007. No obstante, el pleno respeto de los derechos de los pueblos indígenas a nivel nacional es una asignatura pendiente.
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