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Jóvenes colombianos se preparan para el futuro en tiempos de COVID-19

El proyecto “Formándonos para el futuro” apoya a comunidades afectadas por la violencia y el desplazamiento. Para poder seguir funcionando tras la llegada de la pandemia, el aula presencial tuvo que mudarse rápidamente a internet.

Reportaje | 14 de agosto de 2020

BOGOTÁ, Colombia (OIT Noticias) – Las adversidades de la COVID-19 no han logrado quitarle el entusiasmo a Camilo Vergara, un joven colombiano que enfrenta el desafío de superar los traumas del largo conflicto armado que afectó a su país formándose como técnico en instalaciones de telecomunicaciones.

La diferencia es que ahora, en tiempos de pandemia, las clases se realizan de manera virtual, y él se conecta desde su casa en el municipio de Apartadó, en Antioquía. Sentado en su cuarto, Camilo asiste a las clases a través de una computadora portátil mientras hace anotaciones en un cuaderno.

“Esta Certificación de técnico laboral me permitirá tener mejores oportunidades de vida a nivel laboral”, comentó en un testimonio grabado desde su teléfono móvil. “Este aporte que nos están dando a nosotros las víctimas del conflicto armado es más que una oportunidad, porque la educación y el conocimiento es lo más valioso que tenemos en la vida y es lo único que no nos pueden arrebatar”.

Camilo junto a otras 1800 personas son beneficiarios del programa “Formándonos para el futuro”, una iniciativa del Ministerio del Trabajo de Colombia, en alianza con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).

El objetivo principal de este programa de formación profesional iniciado en junio de 2019 es aportar a una ruta de generación de ingresos y de inserción laboral de la población que ha sido víctima del conflicto armado colombiano y sus secuelas. Está dirigido a personas entre 17 y 61 años, aunque gran parte de los participantes son jóvenes.

“Muchos jóvenes que hemos sido víctimas del conflicto armado durante algún punto de nuestras vidas y hemos llegado a pensar que nos vamos a quedar sin oportunidades para educarnos”, comentó Milena Bravo Buendía, también de Apartadó, quien estudia desde su casa un curso de redes y comunicaciones.

En un comienzo el programa se realizó de forma presencial, aunque con la llegada de la COVID-19 se impuso una nueva realidad. El equipo técnico nacional debió responder rápidamente para generar la opción de aprendizaje en línea que permitiera seguir apoyando a numerosos beneficiarios en 10 territorios de Colombia. El objetivo estaba claro: el programa no podía parar y debía mantener su calidad y pertinencia.

Joven beneficiaria continúa formándose desde la ciudad de Montería, Córdoba.
Esto implicó el desarrollo de una propuesta metodológica para que las clases se realicen de forma virtual con la metodología blended learnig para los participantes de formación profesional, que en su mayoría (70%) son mujeres.

Una de ellas es Sindys Borja de la ciudad de Santa Marta, en la costa del Caribe colombiano, quien se prepara estudiando desde casa para ser técnica en mercadeo y ventas.

“Podré tener mayores posibilidades laborales, estabilidad económica y así poder ayudar a mi familia. En estos momentos difíciles que pasa el país a causa de la pandemia podemos estudiar desde casa, protegiendo nuestra salud y formándonos para un mejor futuro”, resaltó la joven colombiana.

Por su parte Julieth Vallejo, también de Santa Marta, explicó que durante los meses que estuvo en casa debido a las medidas de confinamiento para enfrentar la COVID-19, se le presentó la oportunidad de ser parte del programa.

“Hay muchas personas jóvenes como yo que lamentablemente no tienen la oportunidad de estudiar. Gracias a este programa he aprendido cosas nuevas y lo bueno es que los horarios de clases son flexibles, lo cual me permite alternar el tiempo para estar con mi hija pequeña”, enfatizó Julieth.

“Espero tener un mejor futuro, espero que mi vida cambie para mejor”, agregó Vallejo.

En América Latina y el Caribe el panorama del empleo juvenil es considerado como preocupante por la OIT. El alto desempleo, la informalidad y la inactividad asedian a millones de jóvenes y este escenario podría empeorar debido a la crisis provocada por la pandemia.

La formación profesional cumple un papel fundamental en las respuestas a la crisis actual, sobre todo para la población joven que se ha quedado sin empleo y que corre el riesgo de convertirse en una “generación del confinamiento”.

“La formación profesional que se ofrece a los jóvenes afectados por el conflicto armado en Colombia busca aportarles en una ruta de generación de ingresos y de inserción laboral, que sea de manera formal, bajo condiciones de trabajo decente”, resaltó Melva Díaz, Coordinadora del programa “Formándonos para el futuro”.

Frente a la emergencia de la COVID-19 fue necesario alinear las ofertas del programa para responder a las necesidades de ocupaciones emergentes, incluyendo la identificación de empleos de emergencia, de forma que los participantes reciban formación en áreas que tengan una posterior salida ocupacional al certificarse.

Se desarrolló una propuesta metodológica para que los programas de formación, guardando las condiciones de calidad y pertinencia, no se retrasen. El sistema utiliza una metodología que contempla el aula de aprendizaje virtual, la interacción individual con el docente y herramientas complementarias.

La formación que se imparte actualmente se relaciona con los siguientes sectores económicos: 1) Tecnologías de la información y la comunicación o TIC, 2) Educación -subsector de primera infancia, 3) Seguridad en el trabajo en los sectores minero energético e hidrocarburos, 4) Servicios: comercio y administrativo.

El programa, además de la ruta de formación, tiene contemplado un plan de incentivos que se entregan a los participantes, como bonos canasta, auxilio de conectividad, kit básico para las sesiones (cuaderno, esfero, lápiz, borrador) y una dotación de vestuario (jean y camisetas), para cuando los participantes deban realizar su etapa práctica.

Es así como este programa diseñado a la medida para responder a las necesidades del sector productivo con una formación por competencias pertinente, contribuye de forma significativa al elevar el nivel de cualificación de los participantes y aporta en la reactivación y recuperación económica de los territorios.